viernes, 9 de diciembre de 2011

Noche perpetua


¿Dónde estás? No puedo verte…todo está tan oscuro, hace tanto frío. Solo puedo temblar, y mi bello se eriza ante cada ráfaga del helado viento que roza mi piel. Ando, pero no se hacia dónde, solo oigo el viento y mis pasos. ¿Por qué no estaré en mi casa? Estoy agobiado, quiero salir de aquí y por más que avanzo solo veo la oscuridad. ¿Cómo he llegado aquí? No recuerdo nada y aun así parece que un esbozo de mi memoria quiere recordarme algo. Corro y corro, pero lo único que consigo es fatigarme. Me sentaré a descansar, sí, reposaré un poco. El suelo esta frío y húmedo, pero mis piernas no me sostienen. Voy a hacer memoria… recuerdo, recuerdo que estabas conmigo. Todo era tan bonito, la luz del sol calentaba nuestra piel desnuda y las flores nos arropaban con su fragancia. El agua del rio sonaba al caer por cada cascada de este, y yo me estremecía al notar las frías gotas en mi piel. Tú estabas conmigo, acariciándome, sentados juntos a la orilla del río. A mí me entró sueño… si, y cerré los ojos para poder dormir. Pero… ahora que los he abierto ya es de noche, y tú no estás conmigo. ¿Qué puedo hacer? Tengo miedo, ya ni oigo el agua del río correr. Parece como si todo se hubiera detenido. Simplemente, esperaré aquí sentado, pensando en ti y cuando el sol vuelva a aparecer por el horizonte, iré a buscarte. ¡Sí! Eso haré. Te echo tanto de menos… solo quiero que sea de día, y poder verte, notar como tus ojos azules se clavan en mi mirada. Oír tu risa, esa melodía que hace cantar a mi corazón. Ahora es cuando me doy cuenta de que no es el sol quien me permite ver, eres tú. Tú me iluminas con tu compañía. Me asusta el silencio de la noche. Esperaré aquí, tranquilo y paciente tu llegada, para volver a tener la luz que me permita salir de esta noche perpetua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario