domingo, 29 de enero de 2012

En un lugar único


Allí continuaba, sin apenas respirar, acostada en su fría cama. Estaba arropada por las sábanas de franela. Su mirada, perdida en cada lágrima del gotelé. Y en cada gota un mundo. Su mente traspasaba aquellas cuatro paredes y se embarcaba en un viaje a un lugar único, maravilloso. Allí estaba él, esperándola con su taza de café, en la orilla del mar. Las olas, cada vez que se acercaban, mojaban sus pies. Siempre hallaba paz mirando los verdes ojos de este, que hacían contraste con el fuerte azul del mar. Silencio, nadie despegaba sus labios y sin embargo parecía que no callaban. Solo se oía el crujir de las olas del mar y cada golpecito que el corazón de este hacía en el cuerpo de la muchacha. La brisa marina se mezclaba con el after shave, y llegaba a su nariz como una melodía de tranquilidad, de serenidad. Los besos, al igual que las olas, iban y venían. Uno era correspondido por otro y cada labio se negaba a separarse de su contrario. El sol, que había calentado su piel, iba bajando poco a poco, y mientras su calor se apagaba, aquel mundo idílico se iba con él. La estrella, sobrepasó el horizonte y la oscuridad se hizo tras su salida. La negrura de la noche impedía ver los verdes ojos de aquella persona que estaba con ella en la playa. Y esta negrura se fue fundiendo, poco a poco con la oscuridad de sus pupilas. Cuando se dio cuenta, había vuelto a su cuarto sin apenas ser consciente.  Sabía que existía aquella playa y sabía que él estaba allí, pese a ello solo había un problema, únicamente la pisará con él, en el maravilloso mundo de su imaginación.

domingo, 22 de enero de 2012

Esbozos del tiempo


Aún hoy te recuerdo
entre terribles nieblas de olvido.
Aún hoy cuando asumo que te pierdo
y de mi mente no has salido.

Aún hoy te contemplo
aunque mi corazón dolorido,
tenga miedo al paso del tiempo
y no cumpla lo prometido.

¿Por qué tus ojos haya
se adentran en cada sueño profundo,
alejándome de este mundo
y haciéndome arder en tu falla?

Porque deseo
y desespero entre sufrimientos,
que el viento me pose a tu lado
aún hoy cuando presiento tu aliento.

Pues golpeo
poco a poco mi mente para que olvide
como tú, ante mis pies postrado,
pegaste tus parpados para siempre.


Juan Romero y Carmen Vivancos
21/1/2012

miércoles, 11 de enero de 2012

Añoranza


Aun hoy te recuerdo entre terribles nieblas de olvido, aun hoy cuando mis manos arrugadas y frías no soportan el triste bolígrafo que llora tinta, al igual que tantas noches te he llorado yo. Porque aun hoy recuerdo tu lacio pelo, tus verdes ojos y tú fina cara. Aun hoy añoro cada palabra no dicha, cada caricia no dada y cada beso muerto. Conforme te haces mayor, echas en falta cosas de tu etapa anterior y esperas con recelo el futuro próximo. Envidias esos saltos que dabas de alegría, esas noches de fiesta y esas locuras que hice por ti. Ahora ya anciano, estoy cansado de la vida que cada día me ahoga más sin tu presencia, sin tu aliento, sin tu rostro… porque nunca estuvimos juntos, por mucho valor que le echara a la vida, por tantas veces que fui a verte y por cada mirada que cruzaba aquella angosta tienda. El tiempo ha pasado, sabía que mi piel se arrugaría, que mi voz se marchitaría y que mis piernas temblarían, pero hoy no tiemblan al verte, tiemblan por vejez. Siempre desee que mis días acabaran contigo, que tu fueras la persona que cerrara mis ojos cuando mi corazón dejara de bailar y que fueras la persona que me echara de menos, pero no todos los sueños se hacen realidad. No sé dónde estarás, ni si leerás esto, pero mi corazón no te ha olvidado e insiste en recordarte que aun hoy, te extraño.