sábado, 5 de mayo de 2012

Algo más que un sueño


Llegó cansada del trabajo y decidió recostarse en el diván tapizado en cuero negro de su salón. La estancia no tenía un lujo extremo pero tampoco parecía de una casa humilde. Simplemente estaba el diván, una mesita para el té de cristal y la estantería donde descansaba la tele y las numerosas fotos de familiares y amigos. El suelo estaba enmoquetado y presentaba muchas migajas de pan, fruto de no haber sido limpiado en semanas. Las pareces empezaban a ennegrecer y las cortinas olían a tabaco. Pese a todo ello, aquel lugar era especial, diferente al resto de la casa.
Esa tarde se había conocido a un chico. Otro más para apuntar en la lista de las mil y una relaciones que había tenido. Pero este era especial. La había invitado a una copa de cava, que ella cortésmente había rechazado.
De repente, su teléfono móvil sonó y lo descolgó rápidamente. Se trataba de aquel chico, había conseguido su número. Sintió por un momento un escalofrío, ¿Cómo habrá dado con mi móvil? Pensó. Aturdida y confusa volvió al reposo de su diván y cerró los ojos para tratar de descansar unos minutos. Notó la presencia de alguien. Abrió los ojos y se encontraba allí, en el mismo salón, pero había algo detrás de ella. Una mano recorrió con extrema dureza tu cara y mientras trataba de detenerle la respiración, sintió como unas uñas se clavaban su abdomen. Oyó una voz “Me rechazaste y ahora sufrirás las consecuencias”. Consiguió ver a su asesino. Era él, el hombre del bar. De pronto, volvió en sí, abrió los ojos y estaba en su salón. Solo había sido un sueño. Para apaciguar el susto y relajarse tras aquel mal trago, decidió tomar un baño con sales de rosa. Se quitó la ropa con rapidez debido al frío y al mirarse en el espejo observó unos arañazos en su abdomen, similares a los de su sueño. Aquello comenzaba a volverla loca. ¿Cómo era posible? Sin más espera sumergió su cuerpo en la bañera y encendió las velas aromáticas. Parpadeó solo un instante y allí estaba otra vez aquel hombre, entrando por la puerta. Ella se quedó helada por el pánico y no podía moverse. Él le dedicó unas palabras: “¿Sabías que cuando una persona muere en un sueño, lo hace también en la realidad?”. Por más que intentaba mover su cuerpo este no respondía y cuando se quiso dar cuenta él había sumergido su cabeza en el agua, intentando ahogarla. Un sonido apareció de la nada, era su móvil. Abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba completamente mojado su pelo, sin haberlo sumergido ella. A partir de ese momento, tenía miedo de dormir. Pero ¿Qué podía hacer? Si volvía a cerrar los párpados podría ser la última vez que lo hiciera. Trató de mantenerse en vigilia toda la noche, pero llegada las cuatro de la mañana, se fue a dormir a la cama. Tras cerrar los ojos, ella volvió a su mundo de sueño. Ahora no estaba en su casa, sino en la azotea. Y aquel hombre se aproximaba. Ella no podía moverse, estaba aterrada, tan solo lo miraba fijamente. “¿Tienes miedo?” le preguntó aquel hombre. “Tranquila´, solo son once pisos de caída” y la cogió entre sus brazos aproximándose a la barandilla. Ella logró mover su cuerpo, y cuando solo quedaba un metro para llegar al final del muro, logró desprenderse de él y empujarlo al vacío. Ella despertó rápidamente y se dio cuenta de que permanecía allí, en su cama. ¿Habría logrado deshacerse de la pesadilla de sus sueños? A la mañana siguiente, las noticias matutinas informaron de la muerte de un joven de veinticinco años, que había sido encontrado en su cama. Presentaba todos los huesos y órganos destrozados, similar a una muerte por una caída de un onceavo piso.
 Los forenses no lograron jamás descifrar aquel paradigma mientras que nuestra joven, guardó con cautela aquellos extraños sucesos ocurridos con un chico de barra.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Tú, mi mejor descripción

Aquí estamos tú, yo y de fondo la reportera del telediario. A día de hoy me es imposible recordar cuando nos conocimos… hace más o menos 70 años. Quién lo diría, ¡Toda una vida juntos! Sé perfectamente cada paso que has dado en tu caminar, cada error cometido y cada alegría vivida. Sé que en este tiempo siempre hemos sido felices juntos, hemos discutido como todas las parejas; pero estoy seguro que ninguna de ellas puede saber, con la precisión que poseemos nosotros, lo que el otro está sintiendo en cada momento. Hemos compartido una cama, en la que pocas cosas se han hecho, aparte de pasar horas hablando y riendo. Ahora estamos aquí, te miro y sonrió. Nadie en esta vida puede hacerme sentir tan feliz con su presencia. Observo mí alrededor y veo muchas fotos nuestras, nuestros viajes, nuestras fiestas, nuestra felicidad. Pese a ello, yo no soy el amor de tu vida, ni tú el amor de la mía. La gente lo sabe. Sabe que nuestro amor es diferente al del resto de las parejas. Está claro que nunca hemos querido complacernos sexualmente y las personas me han preguntado que “¿Cómo no te he dejado hace tiempo?”. Ambos sabemos que ese placer sexual lo hemos encontrado en otras personas y es evidente que siempre hemos estado juntos, porque no sabemos vivir el uno sin el otro. Hemos tenido otras relaciones pero, por un motivo o por otro, nunca hemos perdido el contacto. Y ahora estamos aquí. Me aterra el mañana. Ambos somos ya mayores y antes o después uno abandonará este mundo. Esto es así, pero prefiero ser yo el que se vaya primero, no soportaría vivir sin ti. Sería demasiado duro después de tantos años juntos. No te preocupes. Si soy yo el que se va… estaré allí arriba, mirándote, protegiéndote en cada acto. Pero también estaré colocando unas sábanas. Unas sábanas para nuestra cama. La misma en la que hemos dormido estos últimos años, la misma que nos ha visto envejecer. Esa misma cama, la tendré preparada para ti. Para seguir compartiendo momentos, más allá de la vida.

Silencio en el corazón



Podrían callar mis labios,
Dormir mis oídos ante tu voz,
Estremecerse mi piel con la tuya
Y reír de pena mi boca.

Podrían callar mis labios
Para así temblar mi cuerpo,
Al escuchar tu nombre
En el crepitar de las olas.
Podrían callar mis labios,
Evaporarse el agua del océano,
Y ceder las fotos su color
Ante el paso del tiempo.

Podrían callar mis labios,
No dirigirte palabra alguna,
Pero de poco sirve un silencio
Cuando el corazón está en guerra.

Podrían callar mis labios
Y con ellos, forjar
Un sepulcro de silencio
Donde el amor quede inerte.

Podrían callar mis labios,
Mas vivo o muerto
En mi ser retumbaría
“te amo”, “te amo”.

sábado, 3 de marzo de 2012

La verdad de vivir

La conozco desde hace tiempo. He podido ver cómo va destruyéndome en cada persona, como me elimina llegada cierta edad. Ella hace que tengas que justificar tus actos, que tengas que cumplir con cada promesa. Pero también es capaz de atormentarte si realizas actos que no cumplen su moral. Realmente estoy asustada. Poco a poco, va retirándome de las personas. Yo, que únicamente os hago la vida más sencilla, sin preocupaciones, sin tener que responder ante los actos que realiceis ni ante las consecuencias de estos… quedo relegada a un segundo plano. Sé que mi vida es efímera, como también sé que mi muerte ha de llegar… por eso aquí estoy, esperándola… expectante a que venga por mí. Parece que oigo sus pasos, son lejanos, pero pronto serán fuertes y punzantes. Incluso puedo ver el reflejo de su voraz cuchillo. Más, ¿Qué puedo hacer? Me siento inútil. Noto como se aproxima, mi tiempo se agota, al igual que acabarán las risas, las tardes de juego y la típica frase de “son cosas de niños”. Aquí está, la oigo respirar. ¡Me ha visto! Definitivamente, este es mi fin. Percibo el frío acero sobre mi piel, punzante. Poco a poco se hunde en mi pecho. Llega mi final y ella volverá a transformar a otra persona, la hará aburrida y su vida será insulsa. Me cuesta respirar y mi corazón a penas late. Solo quiero que no me olvides, que me recuerdes y tengas presente como era tu vida conmigo. Dentro de unos años mirarás hacia atrás, cuando ella te controle por completo, y dirás “¿Porque me abandono aquel día?”. Ya me parece ver mi esquela… “Aquí yace la inocencia, rogamos una oración por su alma”.

domingo, 5 de febrero de 2012


Dormidos quedaron mis labios,
Los suyos apenas se habían despegado
Y en el cielo, numerosas nubes,
Pintaban nuestro destino.


Cada pupila, apagada.
Cada caricia escondida,
Recelosa ante el miedo
De no ser correspondida.


La paciencia esperaba,
Mientras la incertidumbre
Hacía brotar de cada ventana,
Manantiales de fría agua.


Los segundos aletargados
Se sumaban para ser minutos,
Y estos, juntabanse para crear
La decepción en sumo grado.


Ante esto, el viento cesó,
La calma brotó de su sueño,
Mientras las hojas caduca
Enmoquetaban el pasado.


Y el futuro tembloroso,
Ante el deseo de avanzar
Dio alivio de esperanza
A aquel corazón afanoso.

domingo, 29 de enero de 2012

En un lugar único


Allí continuaba, sin apenas respirar, acostada en su fría cama. Estaba arropada por las sábanas de franela. Su mirada, perdida en cada lágrima del gotelé. Y en cada gota un mundo. Su mente traspasaba aquellas cuatro paredes y se embarcaba en un viaje a un lugar único, maravilloso. Allí estaba él, esperándola con su taza de café, en la orilla del mar. Las olas, cada vez que se acercaban, mojaban sus pies. Siempre hallaba paz mirando los verdes ojos de este, que hacían contraste con el fuerte azul del mar. Silencio, nadie despegaba sus labios y sin embargo parecía que no callaban. Solo se oía el crujir de las olas del mar y cada golpecito que el corazón de este hacía en el cuerpo de la muchacha. La brisa marina se mezclaba con el after shave, y llegaba a su nariz como una melodía de tranquilidad, de serenidad. Los besos, al igual que las olas, iban y venían. Uno era correspondido por otro y cada labio se negaba a separarse de su contrario. El sol, que había calentado su piel, iba bajando poco a poco, y mientras su calor se apagaba, aquel mundo idílico se iba con él. La estrella, sobrepasó el horizonte y la oscuridad se hizo tras su salida. La negrura de la noche impedía ver los verdes ojos de aquella persona que estaba con ella en la playa. Y esta negrura se fue fundiendo, poco a poco con la oscuridad de sus pupilas. Cuando se dio cuenta, había vuelto a su cuarto sin apenas ser consciente.  Sabía que existía aquella playa y sabía que él estaba allí, pese a ello solo había un problema, únicamente la pisará con él, en el maravilloso mundo de su imaginación.

domingo, 22 de enero de 2012

Esbozos del tiempo


Aún hoy te recuerdo
entre terribles nieblas de olvido.
Aún hoy cuando asumo que te pierdo
y de mi mente no has salido.

Aún hoy te contemplo
aunque mi corazón dolorido,
tenga miedo al paso del tiempo
y no cumpla lo prometido.

¿Por qué tus ojos haya
se adentran en cada sueño profundo,
alejándome de este mundo
y haciéndome arder en tu falla?

Porque deseo
y desespero entre sufrimientos,
que el viento me pose a tu lado
aún hoy cuando presiento tu aliento.

Pues golpeo
poco a poco mi mente para que olvide
como tú, ante mis pies postrado,
pegaste tus parpados para siempre.


Juan Romero y Carmen Vivancos
21/1/2012

miércoles, 11 de enero de 2012

Añoranza


Aun hoy te recuerdo entre terribles nieblas de olvido, aun hoy cuando mis manos arrugadas y frías no soportan el triste bolígrafo que llora tinta, al igual que tantas noches te he llorado yo. Porque aun hoy recuerdo tu lacio pelo, tus verdes ojos y tú fina cara. Aun hoy añoro cada palabra no dicha, cada caricia no dada y cada beso muerto. Conforme te haces mayor, echas en falta cosas de tu etapa anterior y esperas con recelo el futuro próximo. Envidias esos saltos que dabas de alegría, esas noches de fiesta y esas locuras que hice por ti. Ahora ya anciano, estoy cansado de la vida que cada día me ahoga más sin tu presencia, sin tu aliento, sin tu rostro… porque nunca estuvimos juntos, por mucho valor que le echara a la vida, por tantas veces que fui a verte y por cada mirada que cruzaba aquella angosta tienda. El tiempo ha pasado, sabía que mi piel se arrugaría, que mi voz se marchitaría y que mis piernas temblarían, pero hoy no tiemblan al verte, tiemblan por vejez. Siempre desee que mis días acabaran contigo, que tu fueras la persona que cerrara mis ojos cuando mi corazón dejara de bailar y que fueras la persona que me echara de menos, pero no todos los sueños se hacen realidad. No sé dónde estarás, ni si leerás esto, pero mi corazón no te ha olvidado e insiste en recordarte que aun hoy, te extraño.