miércoles, 7 de marzo de 2012

Tú, mi mejor descripción

Aquí estamos tú, yo y de fondo la reportera del telediario. A día de hoy me es imposible recordar cuando nos conocimos… hace más o menos 70 años. Quién lo diría, ¡Toda una vida juntos! Sé perfectamente cada paso que has dado en tu caminar, cada error cometido y cada alegría vivida. Sé que en este tiempo siempre hemos sido felices juntos, hemos discutido como todas las parejas; pero estoy seguro que ninguna de ellas puede saber, con la precisión que poseemos nosotros, lo que el otro está sintiendo en cada momento. Hemos compartido una cama, en la que pocas cosas se han hecho, aparte de pasar horas hablando y riendo. Ahora estamos aquí, te miro y sonrió. Nadie en esta vida puede hacerme sentir tan feliz con su presencia. Observo mí alrededor y veo muchas fotos nuestras, nuestros viajes, nuestras fiestas, nuestra felicidad. Pese a ello, yo no soy el amor de tu vida, ni tú el amor de la mía. La gente lo sabe. Sabe que nuestro amor es diferente al del resto de las parejas. Está claro que nunca hemos querido complacernos sexualmente y las personas me han preguntado que “¿Cómo no te he dejado hace tiempo?”. Ambos sabemos que ese placer sexual lo hemos encontrado en otras personas y es evidente que siempre hemos estado juntos, porque no sabemos vivir el uno sin el otro. Hemos tenido otras relaciones pero, por un motivo o por otro, nunca hemos perdido el contacto. Y ahora estamos aquí. Me aterra el mañana. Ambos somos ya mayores y antes o después uno abandonará este mundo. Esto es así, pero prefiero ser yo el que se vaya primero, no soportaría vivir sin ti. Sería demasiado duro después de tantos años juntos. No te preocupes. Si soy yo el que se va… estaré allí arriba, mirándote, protegiéndote en cada acto. Pero también estaré colocando unas sábanas. Unas sábanas para nuestra cama. La misma en la que hemos dormido estos últimos años, la misma que nos ha visto envejecer. Esa misma cama, la tendré preparada para ti. Para seguir compartiendo momentos, más allá de la vida.

Silencio en el corazón



Podrían callar mis labios,
Dormir mis oídos ante tu voz,
Estremecerse mi piel con la tuya
Y reír de pena mi boca.

Podrían callar mis labios
Para así temblar mi cuerpo,
Al escuchar tu nombre
En el crepitar de las olas.
Podrían callar mis labios,
Evaporarse el agua del océano,
Y ceder las fotos su color
Ante el paso del tiempo.

Podrían callar mis labios,
No dirigirte palabra alguna,
Pero de poco sirve un silencio
Cuando el corazón está en guerra.

Podrían callar mis labios
Y con ellos, forjar
Un sepulcro de silencio
Donde el amor quede inerte.

Podrían callar mis labios,
Mas vivo o muerto
En mi ser retumbaría
“te amo”, “te amo”.

sábado, 3 de marzo de 2012

La verdad de vivir

La conozco desde hace tiempo. He podido ver cómo va destruyéndome en cada persona, como me elimina llegada cierta edad. Ella hace que tengas que justificar tus actos, que tengas que cumplir con cada promesa. Pero también es capaz de atormentarte si realizas actos que no cumplen su moral. Realmente estoy asustada. Poco a poco, va retirándome de las personas. Yo, que únicamente os hago la vida más sencilla, sin preocupaciones, sin tener que responder ante los actos que realiceis ni ante las consecuencias de estos… quedo relegada a un segundo plano. Sé que mi vida es efímera, como también sé que mi muerte ha de llegar… por eso aquí estoy, esperándola… expectante a que venga por mí. Parece que oigo sus pasos, son lejanos, pero pronto serán fuertes y punzantes. Incluso puedo ver el reflejo de su voraz cuchillo. Más, ¿Qué puedo hacer? Me siento inútil. Noto como se aproxima, mi tiempo se agota, al igual que acabarán las risas, las tardes de juego y la típica frase de “son cosas de niños”. Aquí está, la oigo respirar. ¡Me ha visto! Definitivamente, este es mi fin. Percibo el frío acero sobre mi piel, punzante. Poco a poco se hunde en mi pecho. Llega mi final y ella volverá a transformar a otra persona, la hará aburrida y su vida será insulsa. Me cuesta respirar y mi corazón a penas late. Solo quiero que no me olvides, que me recuerdes y tengas presente como era tu vida conmigo. Dentro de unos años mirarás hacia atrás, cuando ella te controle por completo, y dirás “¿Porque me abandono aquel día?”. Ya me parece ver mi esquela… “Aquí yace la inocencia, rogamos una oración por su alma”.